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CBD y Trastornos de ansiedad

Desde hace ya algún tiempo, el cannabidiol (CBD) está siendo utilizado por la población adulta para disminuir sus niveles de ansiedad, encontrándose esta substancia bajo la forma de suplementos alimenticios derivados del cáñamo industrial.

Estudios realizados en animales parecen indicar que el cannabidiol produce este efecto independientemente de presentarse en forma ácida (CBDA), o neutra (CBD), aunque sí parece necesaria la presencia de un factor estresante para que el cannabidiol muestre su potencial ansiolítico (Rock EM et al, 2017).

Durante los últimos años, se han llevado a cabo en humanos algunos ensayos clínicos controlados cuyos resultados refuerzan la idea de que este cannabinoide puede ser útil en pacientes que sufren diferentes tipos de trastornos que presentan la ansiedad como síntoma principal.

En uno de ellos, 48 individuos sanos aprendieron a relacionar la presencia de un color determinado con un estímulo desagradable (descarga eléctrica) Los individuos que recibieron 32 mgs de CBD después de que la presencia de este color ya no se acompañase de una descarga (lo que se conoce como aprendizaje de extinción) consiguió que el estrés de anticipación provocado por este color desapareciese más rápidamente que en el resto de sujetos (Das RK et al, 2013).

Resulta sorprendente que dosis tan bajas de CBD muestren efectos “anti-estrés” en personas adultas, pero lo cierto es que dosis similares (40-50 mgs) verificaron su utilidad en una serie de casos con 136 pacientes que consiguieron mejorar su ansiedad con el uso de cannabidiol (Shannon S. 2017). Aún así, parece ser que las dosis medias (sobre 300 mgs) resultan más eficaces que dosis bajas o dosis altas (Zuardi AW, et al 2017).

Precisamente fue con dosis altas (600 mgs) que un estudio clínico doble ciego y controlado con placebo demostró la utilidad del CBD en un tipo concreto (y bastante frecuente) de trastorno de ansiedad, el Trastorno de Ansiedad Social Generalizada (Bergamaschi MM et al, 2011).

La utilización de dosis algo menores (400 mgs), nuevamente en el Trastorno de Ansiedad Social Generalizada, encontró también resultados positivos en otro estudio clínico, que, además, relacionó el efecto ansiolítico del CBD con su capacidad para modificar el flujo sanguíneo sobre ciertas áreas concretas del cerebro (Crippa JA et al, 2010).

En el Trastorno por Estrés Postraumático el CBD también puede ser efectivo, o al menos así lo indican los resultados obtenidos tanto en estudios pre-clínicos con animales (Campos AC et al, 2012) como en observaciones clínicas en humanos (Shannon S. et al, 2016).

También los Ataques de Pánico se presentan como siendo susceptibles de poder ser mejorados con el uso de esta molécula (Uribe-Mariño A, et al. 2011).

Podemos concluir, por lo tanto, que si sumamos su (hasta el momento) aparente ausencia de efectos secundarios, su favorable estatus legal y el hecho de disminuir los niveles de ansiedad sin provocar somnolencia en el individuo (típico efecto indeseado presente en la mayoría de los ansiolíticos utilizados a día de hoy en la práctica clínica) a los resultados obtenidos en las investigaciones realizadas con diferentes tipos de trastornos de ansiedad, obtendremos como resultado el posicionamiento del CBD en una ubicación privilegiada como futuro regulador de referencia en lo que al control de los niveles excesivos de estrés y/o ansiedad se refiere.


Dr. Javier Pedraza,
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria
Consultor en tratamientos con cannabis y derivados

La presente opinión médica no supone el reconocimiento por parte del Dr. Pedraza de cualidades medicinales a los productos Natureight, siendo estos complementos alimenticios y no fármacos ni medicinas.