Varias son las acciones del CBD a nivel del sistema digestivo que se perfilan con un interesante potencial terapéutico.
En primer lugar, el Cannabidiol reduce las náuseas y los vómitos, es decir, tiene propiedades antieméticas, y esto se ha verificado tanto en su forma neutra (Rock EM. 2011), en forma de CBD, como en su forma ácida (CBDA), que es como se encuentra en la planta de cannabis de manera natural (Rock EM & Parker LA. 2013).
En lo que se refiere al apetito, el CBD parece reducirlo, sobre todo cuando hablamos de un incremento de apetito mediado por el sistema endocannabinoide, situación en la que el CBD disminuye el “hambre” originada por la activación de los receptors CB1. Teniendo en cuenta que el sistema endocannabinoide regula de manera importante el ciclo apetito-saciedad mediante la activación de los receptores CB1, y que el CBD “contrarresta “ algunos de los efectos de los agonistas CB1 uniéndose a estos receptores y “modificándolos” estructuralmente de forma que estos agonistas ya no consiguen unirse con la misma eficacia, parece lógico pensar que lo mismo pueda ocurrir cuando son los endocannabinoides los que se unen a ellos en su papel de reguladores de la ingestión de alimentos (Farrimond JA, Et al. 2012).
En lo que al hígado se refiere, el CBD parece actuar como protector hepático ante la presencia de sustancias tóxicas, como ocurre por ejemplo en el caso del alcohol (Wang Y, et al. 2017).
En el caso del páncreas también se ha demostrado un papel protector del CBD en modelos de pancreatitis aguda (Li K, Et al. 2012).
Hígado y páncreas aparte, el órgano donde el CBD ha demostrado jugar un papel más importante como antiinflamatorio, mejorando la condición clínica de muchos pacientes, es sin lugar a duda, a nivel del intestino.
En tejidos de pacientes con colitis ulcerosa el CBD redujo la inflamación de forma clara (De Filippis D, et al. 2011), y en un modelo de esta enfermedad inducido en ratones mediante la aplicación de una sustancia química (colitis ulcerosa inducida químicamente), el Cannabidiol redujo tanto el exceso de motilidad intestinal como el grado de lesión de la mucosa (Pagano E, et al. 2016). En un estudio reciente, el CBD redujo los niveles de inflamación, tanto en el síndrome de intestino irritable, como en la apendicitis cuando fue aplicado en tejidos humanos de colon (Couch DG, et al. 2017).
Pacientes con Enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y otros cuadros similares que encajan dentro del concepto de Enfermedades Inflamatorias Intestinales, refieren una mejora importante de sus síntomas cuando utilizan los preparados con CBD disponibles hoy en día.
Dr. Javier Pedraza,
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria
Consultor en tratamientos con cannabis y derivados